Jacinto: nombre que significa adaptarse, que es bello como esa flor. De origen griego. Es capaz de resolver cualquier imprevisto con gran presencia de ánimo. Esto le permite sostener un ritmo intenso en la vida y adaptarse a las dificultades.
Diez de la mañana, un cuarto blanco e iluminado bajo el cielo inflamado por nubes blandas, por cuya ventana cruza un intenso rayo de sol que culmina su recorrido tocando tu brazo. Todo parece “normal”, y con normal te refieres al amanecer del día y tu rutina cotidiana al despertar, pero de repente miras el reloj, e inmediatamente pegas un brinco, tus pupilas se dilatan, el corazón se acelera un par segundos y sientes dificultad al respirar como si te faltara el aire. A Jacinto se le había hecho tarde para llegar al colegio, por lo que se uniformó sin siquiera bañarse, y salió de su casa sin nada en el estómago rumbo a la escuela, que se ubicaba a tan solo cinco minutos caminando de su hogar. Un poco ansioso, durante tu recorrido, tus pensamientos se ahogan en una preocupación incesante por la evaluación que te encuentras a minutos de presentar. Pronto llegó al colegio, y el joven Jacinto se puso a plasmar sus ideas en una hoja con un lápiz que, de manera inusual, se gastó prácticamente por completo en la evaluación, tal y como con un suceso inusitado de la vida se irían a desgastar sus propósitos académicos de último año escolar. Inimaginable es pensar el punto de crisis al que la humanidad debe de llegar para concebir y entender analógicamente el deterioro gradual de la esperanza de una persona en cuanto a sus aspiraciones de vida, con el desgaste paulatino de un objeto tan sencillo, pequeño y común como lo es el lápiz. Y es que la esperanza humana plasmada en las aspiraciones personales debería de ir en crecimiento con el correr del tiempo, como una bola de nieve, que con su rodaje aumenta en tamaño y magnitud, y no más bien ir en desgaste constante, como lo hace un lápiz en deterioro por su utilización. Algo tan extremadamente pequeño, tan diminuto como un átomo, se encargaría de arrebatarle a Jacinto sus más grandes aspiraciones, sus más deseados anhelos, y ahogarse en una impotencia y desesperanza que iría en aumento con el paso del tiempo.
Jacinto salió del examen junto con sus compañeros, unos con una sonrisa de oreja a oreja y otros fríos como un témpano de hielo, con una angustia notoria de la que cualquiera se daba cuenta con tan solo mirarlos. Esta mezcla de sentimientos opuestos encontrados generó en Jacinto una sensación de confusión, piensas en lo impresionante que es la metamorfosis emocional instantánea del ser humano a causa del cambio repentino circunstancial de los sucesos cuando no ocurre aquello que se espera. Una simple oración “Cancelamos clases presenciales”, fue la pesadilla a la que se enfrentó Jacinto en aquel momento, y todo a razón de un virus que alteró ferozmente su concepción utópica de la vida como estudiante de último año escolar. En primera instancia surgió en él una gran confusión, no sabía si sentirse feliz y aliviado, o si por el contrario sentirse triste y frustrado, era un dilema sentimental y existencial que no tenía presupuestado afrontar, como todo lo que luego había de llegar. Este fue solo el punto de partida de aquel problema que limitó el acto de vivir a la imaginación de los recuerdos y felicidad del pasado, y que generó en Jacinto una sensación de impotencia y rabia, que, con los días, se transformó en una tristeza distímica.
El proceso de adaptación no fue fácil, principalmente porque Jacinto pasó de convivir en comunidad, a convivir individualmente, dentro de un cuarto encerrado por cuatro paredes. Pasó de tener un salón de risas y diálogos, a un cuarto de reflexión y soledad, de jugar y entretenerse en grupo, a aprender a divertirse en solitario, de satisfacer sus dudas con el conocimiento de otro, a investigar autónomamente lo que quería resolver.
A pesar de las circunstancias, la esperanza del muchacho aún se mantenía en vida, sin embargo, con el pasar de las semanas, y los anuncios diarios en televisión que mostraban un degradante panorama en cuanto a la evolución del virus, sus ilusiones se fueron opacando, era imposible no sentir frustración en aquel ambiente turbio y sombrío de enfermedad. Todas tus sensaciones y anhelos no son más que incógnitas, rompecabezas sin armar, al no saber qué te depara el futuro, pero día a día, al unir cada pieza, aprendes a adaptarte al cambio para asimilarlo, así, como una oportunidad de reflexión y mejora personal. No entiendes el verdadero sentido de la vida hasta que una pandemia te obliga a hacerlo, y te fuerza a cambiar totalmente tu concepción del vivir, para hacerlo con más alegría, más sencillez, y más humildad.
Un día después, al despertarse, el joven experimentó una extraña sensación, “tus pupilas se dilatan, el corazón se acelera en par segundos y sientes dificultad al respirar como si te faltara el aire”, y pronto Jacinto se sintió coronado a sus 19 años de edad.
Lista de referencias:
Anon, (2020). Nombres que signifiquen Adaptarse. Recuperado de https://nombresquesignifiquen.com/adaptarse/