“LOS ESPEJOS DE LA IDENTIDAD”
Había una vez un niño muy amigable y alegre llamado Juan Felipe que tenía 12 años. El vivía en Medellín con su mamá María y su papá Samuel y tenía muchos amigos. Un día, en la empresa donde el papá trabajaba, le informaron que tenía que irse a vivir a Bogotá porque en Medellín la empresa iba a cerrar, y solo le daban una semana para viajar junto con su familia para buscar algún lugar donde ubicarse. El estaba muy angustiado y no sabía que hacer porque Bogotá es un lugar un poco caro y además no había inscríto a Juan Felipe en ningún colegio. Cuando llegó a su casa, un poco cansado y preocupado, su esposa y él tuvieron la siguiente conversación:

(Ilustración por: María Alejandra Acosta)
-María: “¿Qué tienes? Te ves algo preocupado”
- Samuel: “En el trabajo me dijeron que la empresa va a cerrar y tengo una semana para mudarme con ustedes a Bogotá ” -
-María “¿Qué? No puede ser! ¿Ahora como le vamos a dar la noticia a Juan Felipe? El tiene aquí a sus amigos y además toda nuestra familia vive aquí!”
Samuel se quedó mudo y no dijo nada, salió hacia su habitación y se recostó en la cama. Aquella noche, Samuel y María no pudieron dormir porque estaban muy pensativos, pero al día siguiente decidieron hablar con Juan Felipe. Juan Felipe estaba feliz porque no había clase e iba a jugar y a divertirse con sus amigos del colegio, pero al llegar a la casa, María con mucha firmeza le dice a Juan Felipe:“ Hola hijo, tu papá y yo vamos a darte una noticia, un poco difícil, pero la tendrás que aceptar porque vivimos del trabajo de Samuel”.
A Juan Felipe le pareció un poco extraño pero respondió:
-“Ok mamá, prosigue”.
- “La empresa en la que tu papá trabaja va a cerrar en Medellín, entonces tenemos que vivir en Bogotá porque es el único lugar donde la empresa esta funcionando”.
Cuando Juan Felipe escucha esto dice :
-“No puede ser mamá! ¿Qué voy hacer con todos mis amigos que tanto amo con toda mi alma?”.
Llorando y desconsolado se va a su cuarto y siente que todo lo que tiene no vale la pena porque lo único que le importa es su familia y amigos. Después de un rato de calmarse un poco le pregunta a su mamá - “¿Cuándo nos vamos a Bogotá?, porque yo quisiera máximo dos semanas para despedirme de mis amigos, de mi familia, donde nací, me crie y he crecido durante estos años”.
-María responde:“ Lo lamento Juan Felipe pero debemos alistar maletas ya, solo nos dieron una semana y ya han pasado dos días desde que le dijeron a tu papá”.
Aunque Juan Felipe no comprendía porque esto estaba saliendo al contrario de lo que el quería, tenía que aceptar irse a vivir a Bogotá porque debía obedecer a sus padres.
Al día siguiente Juan Felipe fue al colegio muy triste y le dijo a todos sus amigos :
-“Los quiero mucho, gracias por hacerme reír siempre, por aquellas aventuras tan divertidas que vivimos, lastimosamente me tengo que ir a Bogotá por el trabajo de mi papá, pero no significa que aunque no los vea voy a olvidarlos. Al contrario, siempre los llevaré en mi corazón con bonitos recuerdos. También, posiblemente los pueda visitar algún día y sinceramente llevo en mi corazón una alegría por todo lo que vivimos juntos”.
Pasaron dos meses y María y Samuel estaban tranquilos porque ya tenían donde vivir y un colegio para Juan Felipe.
Un día a María y a Samuel les llegó una sorpresa que no esperaban y era que Juan Felipe se encontraba enfermo por causa de la tristeza, la que se convirtió en depresión, nada lograba sanarlo ni siquiera los medicamentos.
Juan Felipe quiso distraerse viendo videos en Youtube y de un momento a otro, su dedo oprimió un video que no sabía de que se trataba. Resultó ser una meditación maravillosa y cuando la escuchó vio en su rostro paz, gozo y esperanza. Desde ese momento se le quito aquella tristeza y pensaba: “Soy una persona privilegiada y bienaventurada por conocer a Dios que me ha enseñado a ser cada día una persona mejor y ejemplar”.
Durante aquellos años seguía escuchando más y más aquellas meditaciones de aquella iglesia maravillosa.
Su anhelo de volver a compartir con sus amigos se hizo realidad en un viaje a Cartagena y enseñaba a sus amigos todo lo que había aprendido en esas meditaciones.
Su tristeza nunca volvió a aparecer y logró todos sus objetivos gracias a esos valores e integridad que puso en practica en el transcurso de su vida junto con sus padres, familia y amigos y así fue feliz para siempre.