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EL CAJÓN DE LOS RECUERDOS

Por: Sofía Figueredo

Desde niña, siempre consideré que el hogar era aquel ambiente familiar que se desarrolla en el lugar donde uno vive y que el presente es la construcción del pasado de una persona. Justo hoy, día de mi graduación, desbloqueé ese pensamiento de mi mente, al estar buscando documentos para el grado, me encontré con mi más preciado cajón de los recuerdos donde había diferentes cartas que le hice a mi yo del futuro y habló de la vida, los amigos, los problemas y lo que con el tiempo percaté que llegaría a ser mi segundo hogar.

Por más que quisiera traducirlas, las primeras cartas y documentos que encontré no fueron más que garabatos y dibujos hechos por una niña que apenas estaba comprendiendo su entorno pero que siempre dejaba una lección clara, se encontraba cómoda en su espacio, aquel lugar que llamaba colegio en donde se reunía diariamente con unas pequeñas personas a las cuales consideraba sus amigos. Fueron mis primeros pasos, en una de las etapas más importantes de mi vida, el comienzo de mi camino en el lugar en donde aprendí las primeras cosas y aquellas que más me marcaron.

Después, descubrí nuevos idiomas y materias que ayudaban a crecer con mis compañeros, ya para ese entonces llevaba 5 años en el colegio y me fui dando cuenta que aquel lugar al que iba diariamente se estaba convirtiendo más en un lugar seguro. Viendo mis trabajos comprendí los valores esenciales que me brindaba esta etapa, vi mis primeros contactos como líder donde lograba un equilibrio poniendo primero lo primero en mis hábitos y siempre escuchando para entender a los demás. En un abrir y cerrar de ojos, comencé a vivir la etapa dura, el comienzo de adolescencia, “Que tiempos” pensaba y junto con eso recordaba la llegada de las responsabilidades, los dolores de cabeza, pero también el apoyo incondicional de todo el que me acompañaba en el camino, mostrando que la calidez, la calidad y la excelencia eran cualidades características de todo aquel que fuera parte de este lugar: profesores, monitoras, amigos; necesarias para trascender e innovar, convirtiéndome en mi mejor versión.

A medida que pasaba las fotos, cartas y trabajos, iban llegando a mi mente todos los recuerdos, lo feliz que fui en aquellos días y lo mucho que aprendí, pero más importante me di cuenta de que aquel lugar que veía con tanto cariño, era mi segundo hogar. Hoy 15 años después de esos garabatos, por fin entendí que el hogar es el sitio donde nos sentimos a gusto, protegidos y cómodos, y que a aquel colegio que nació en el 83 y cumple 40 años, siempre lo llamaré hogar. No solo por el tiempo que pasé allí, sino también por las personas que me encontré en el camino y lo que me enseño este lugar.

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