El poema alude a los constantes pensamientos y sentimientos que rondan incesablemente por la cabeza de la autora, y está escrito de manera que estos tengan un doble sentido para poder relacionar las metáforas y demás figuras con los síntomas del COVID-19.
Los dedos tiesos por el frío, frígidos,
y figuro que aún fingirán que aquí nada está mal.
Todos los días me obligo a moverlos
pero aún no me permito pasarlos por mi cabello y
desenredarlo, se ha vuelto un enredo.
Corríjanme si es errado decir
que corremos desesperados sabiendo
que esto es un parto de los montes,
simplemente nadie lo quiere admitir
Mis dedos siguen fríos,
y aunque ahora escribo
cada día se vuelven más azules,
fácilmente se pueden partir.
Yo no quiero dejarte así,
sé que tú también sientes ese frío de madrugada
-calambres, costras, truenan-
ese como de parálisis de sueño
ese como de recuerdos
recuerdos que te recuerdan que yo no vuelvo.
Una tos seca,
se quema la garganta,
y mis dedos tiemblan
atiborrados de tu frío.
una imagen apocaliptica bastante poetica, linda!